jueves, 24 de septiembre de 2009

ROMANCE CON UNA MIRADA VERDE


¡¡¡¡¡Hoooo….laaaa!!!!! ¿Cómo estás…? tanto tiempo que ha pasado… ¡Qué increíble sensación, qué hermoso este reencuentro…! ¿Cuánto que no nos teníamos así, tan cerca…? hace casi medio siglo, sí… más o menos. Es demasiado… ¡Pero qué linda estás! Y nada ha cambiado en tu tibieza envolvente, en esa mirada verde intensa que me llena de paz… bueno, sí, en algo has cambiado. Estás más adulta, más formal, pero más coqueta, más encantadora… más arregladita, más prolija… los años te han hecho bien, muy bien.

Y bueno, pasaba por aquí… y volví para verte; me demoré porque tuve un momento de timidez pensando que tal vez no me reconocerías, luego de tanto tiempo. Pero no, siento que me has recibido tan cálida como antes, tan plena, tan receptiva…. como si nada te hubiera alterado en todos estos años. Y sí, claro, yo estoy muy cambiado… ya ves; ya no trepo los cerros como antes, ya no persigo infructuosamente a aquellas pobres lagartijas, ya no me trepo a esos lugares que hoy me infunden respeto, ya no me dejo caer y rodar por la nieve como antes… ¿Te acordás? Bueno, pero hoy puedo dialogar de otra forma más madura con vos, hoy puedo apreciar esa sensualidad con que tu piel acaricia mi piel, puedo percibir cómo me siento contenido por vos, así, de esa manera maternal que siempre aprecié y que siempre te caracterizó.

Muchos años…. muchos años han pasado; pero no creas que te olvidé. Una vez conocí a alguien, hace tiempo ya y al mirarme en sus ojos, su color me hacia recordarte… pero bueno, eso ya pasó…. y aquí estoy, con toda una vida por detrás, con muchos aprendizajes, con muchos tropiezos, con muchos desencantos…

Está bien, sí… tenés razón… éste no es un momento para nostalgias, no es hora de que el corazón se estremezca al revivir algunos pasajes ingratos del pasado; voy a hacerte caso, voy a relajarme, voy a poner la mente en blanco para dejar que tu paz me inunde y me calme. Y cure esas viejas heridas...

Sí, es un tiempo de alegría por el reencuentro, es tiempo de que nuestras esencias se entremezclen y puedas hacerte dueña de lo que siento y me rodees, con esa dulzura, con esa suavidad tuya tan característica… y yo me abandone a tu melodía, a soñar en vos, aunque sea por esta vez.

¿Sabés? En este tiempo me han contado mucho sobre vos, me han dicho que estabas muy crecida, muy agradable en todo sentido. Como si yo no te conociera… La primera vez que nos encontramos, recuerdo como si fuera hoy, me sorprendí mucho al ver esos tonos tuyos tan irreales, esa calma superficial que mostrabas; pero confieso que tuve cierto recelo al acercarme a vos. Hasta que en-tramos en contacto, y pudimos jugar juntos y conocernos mejor; entonces me di cuenta de que todos te querían, que todos buscaban tu cercanía… y en mi corazón de niño me dije “no puede ser mala, no puede hacerme daño, no tengo que tener miedo…”. Y bueno, así fue cómo me llevé tu recuerdo en mi corazoncito de vuelta a casa; y mirá que he andado por muchos caminos… pero nunca encontré a alguien como vos.

Sí, estoy muy, muy feliz de reencontrarte; los demás dicen que en vos hallan cierta paz, y en tu regazo logran sentirse relajados, pero yo sé que también quieren sentirse mimados y contenidos, sólo que se les hace difícil hablar de lo que les ocurre en el alma. Algunos tal vez no lo sientan así, lástima por ellos… pero hay algo en vos, esa mirada verde profunda, translúcida cuando te ilumina el sol, que es capaz de llegar muy adentro… y en mi caso revivir tantas viejas sensaciones ya casi olvidadas por los enfrentamientos a los que la vida lo somete a uno…

“Emilio…! Su tiempo…!” dijo el bañero interrumpiendo ese romance tan íntimo y sentido entre los dos. No importa… ya volveremos a vernos. Tengo mucho para contarte de cosas lindas que me han pasado, de tantos cambios a los que me costó adaptarme pero que hoy ya puedo asimilar. No quiero irme… ¿sabés? Pero debo hacerlo. Te llevo en mi piel, lo habrás notado… pero lo más grato de todo esto ha quedado prendido en mi corazón. Estoy muy contento de que nos hayamos vuelto a ver… ¿Qué dónde están ellos? Ellos… no… ellos ya no están; pero a veces puedo ver sus rostros por aquí. ¿Si están enojados con vos y por eso no volvieron? No, no creo… tuvieron que irse, no sé si me vas a entender… pero los percibo sonrientes, diría que hoy están en paz consigo mismos y me parece que también conmigo. Quién sabe… tal vez ellos estén presentes en esos pequeños que juegan y alborotan allá, en la otra orilla. No podemos saberlo… tal vez hayan regresado a visitarte, como en los viejos tiempos. Pero en otra piel…

Hasta luego amiga, te prometo que nos volveremos a ver. Gracias por esto que me has hecho vivir; sacude mi ser en parte, pero me llena de quietud y equilibrio. Esa, tu mirada verde… Verde es el color de Venus, el amor… ¿Sabías? Y el amor necesita al equilibrio para expresar la belleza, por-que es allí donde el amor palpita. ¿Qué porqué esta lágrima? Bueno… no te preocupes… es simplemente un homenaje a este reencuentro. Es que se me agita el corazón… pero no es de tristeza, es de alegría, porque he vuelto a recuperar a una vieja amiga; porque sé que no me olvidaste, lo noté no bien nuestras pieles se tocaron… y porque comprobé que nuestras esencias también se reencontraron y revivieron aquel viejo romance entre mi inocencia de niño y la calidez de tu contención. Que no te preocupe el tiempo que pasó… El tiempo es un fantasma, no lo olvides. Hasta otro día, amiga mía… te llevo en mi corazón.

Emilio
A la Laguna Verde
Termas de Copahue, Neuquen, Argentina
Enero del 2006

http://escritores-canalizadores.blogspot.com

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