lunes, 18 de febrero de 2013

El fluir de la vida. Historia de una vida cualquiera, mi vida.

17 Feb 2013 03:01 AM PST

sol agartam.com

A veces, sientes que estás en una balsa flotando, con todas las comodidades pero te sientes triste y solo, incluso si estás acompañado. Puedes estar con alguien que se encuentra en tu misma situación, perdido, triste y solo.

Entonces, ves cómo pasan a tu alrededor otras balsas con gente riendo, felices, quizás con menos cosas que tú pero sus caras irradian felicidad, y tú quieres ser como ellos. ¿Por qué no puedes tener tú esa felicidad? ¿Por qué estás triste? Y entonces miras a tu alrededor y estás rodeado por una inmensidad de dudas, indecisiones. Es un mar oscuro y lleno de peligros.

No puedes saltar, no lo vas a conseguir, no tienes fuerzas, no te sientes capaz.

Pero un día decides que ya está bien, levantas la vista y piensas que… por qué no? Ves el mar, en relativa calma y saltas, y en ese momento el mar comienza a tirar de ti hacia el fondo, tu cuerpo pesa, todas las dudas te ahogan, el mar de la incertidumbre es pesado, asfixia.

Y tú intentas desesperadamente nadar hacia arriba, necesitas respirar, sientes que te ahogas pero no te rindes y descubres que cogiste de la balsa una mochila con unas cuantas cosas del pasado, que creíste que te harían falta. Entonces en un último intento de salir te la quitas y rápidamente sale tu cabeza a flote y te agarras a la primera balsa que encuentras.

Respiras. Descansas. Observas.

Esa balsa no es tu sitio, pero el mar de la incertidumbre y de las dudas se queda atrás,

Lo has conseguido, has podido ¡!!!!

Mirás hacia el otro lado, y el mar parece más en calma. Decides saltar, el agua está fría pero nutre. Ahora el mar es distinto. ¿Hacia dónde voy? Hay miles de direcciones, vuelven las dudas, pero estas dudas no son pesadas, no son culpables, no ahogan, te permiten nadar.

¿Pero a dónde?

Te entra miedo, quieres volverá la balsa que te salvó pero ya no está. Solo te queda nadar, da igual hacia dónde, nadar, sacar la cabeza y mirar por si alguna balsa pasa cerca, por si alguien te rescata. Estás solo.

¿Cómo decido? ¿Cómo puedo guiarme?

Entonces cuando piensas en eso, aparece una balsa, y alguien te tiende la mano.

Es alguien que está para ayudar a los náufragos a descansar, siempre está cerca pero no solemos verlo. Te da comida, calor, consuelo, un sitio para descansar, paz y allí, reposas, descansas.

El mar está en calma, vuelves a tener deseos de buscar tu balsa, ahora con más ánimo, estás más descansado. Te despides de esa mano amiga y vuelves a zambullirte en el mar, ya no está revuelto, ya no es inseguro, ahora está lleno de oportunidades. Sé que, nade hacia donde nade, habrá una balsa donde reposar, descansar, aprender y seguir. Ahora no tengo miedo, ni dudas. Ahora tengo ilusión, el agua está templada, da gusto estar ahí.

Comienzas a nadar y observas como hay gente a tu alrededor que también nada, hacia otro lugar o hacia el mismo que el tuyo y luego toman distintas salidas, pero te acompañan, te sonríen, te sientes bien.

Los delfines y los animales del mar te acompañan están felices de que hayas llegado hasta allí. Te enseñan a saltar y a divertirte. No quieres irte de ahí.

Pero de pronto…………………Ves algo.

Es una balsa, es preciosa, es como la que tú querías. Tiene todo lo que necesitas, es perfecta y tu corazón palpita y te lleva hasta ella para que la veas mejor, entonces tu corazón parece estallar de felicidad.

Tu viaje ha sido apasionante y por fin estás en casa, en tu casa, en la que siempre has soñado, está ahí existe. Hay una balsa para cada uno, solo hay que saltar y desear encontrarla                                 

*Para todos aquellos que están inmersos en un mar de dudas.

La felicidad  aparece desde el momento en que decides saltar*

Con todo mi amor a todas aquellas personas que me han acompañado y me acompañan en mi viaje.-  Gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario